En este rinconcito los protagonistas son los niños, sus capacidades individuales y su potencial infinito.

Todos deseamos que nuestros hijos se desarrollen de forma adecuada o mejor aún, sobresaliente. ¿Pero realmente sabemos en qué consiste un desarrollo adecuado o sobresaliente?

Para el sistema educativo actual, un desarrollo adecuado es el que cumple con los requisitos básicos establecidos por programas que atienden, en muchas ocasiones, a las necesidades de grandes intereses (corporativos, industriales, económicos, políticos, sociales...), y no a los requerimientos de cada alumno y de su entorno más próximo. El sistema educativo destruye la creatividad y limita las capacidades individuales con el fin de obtener profesionales con credenciales, pero con la ​ausencia de un propósito bien definido.

Se obtienen sujetos capaces de seguir unas instrucciones ya marcadas. Terminan el periodo educativo con mucha formación académica pero carentes de independencia y recursos personales para la innovación.

Sobresalir en este sistema educativo sólo contribuye a mejorar la posición, elevar notas, aumentar números, facilita ser los primeros en elegir... pero nada cambia, el futuro académico de nuestros hijos está ya predefinido y sus oportunidades laborales, en muchos casos, ya preestablecidas.

Por fortuna, detrás del sistema educativo encontramos personas, muchas de ellas grandes y brillantes, que luchan para cambiar y enriquecer la educación en escuelas y universidades. Con su trabajo ayudan a que nuestros hijos sean más felices, más capaces y terminen su periodo formativo mejor preparados: cargados de competencias personales más allá de las habilidades académicas que les son requeridas.